Julio es el mes de los campamentos y los campos de trabajo y con ellos nuestro Monasterio se llena de una activida distinta a la del invierno. El campamento de este año ha dejado un sello muy singular. Era más un Campo de trabajo, las jóvenes, junto a sus monitores, Daniel y Asun, y sus profesoras, dos religiosas de la Compañía de María, han llevado a cabo la limpieza de la Iglesia Parroquial, del Museo, han trabajado con los ancianos de la Residencia y con los niños del pueblo, y han tenido otro tipo de actividades con nosotras, en nuestra propia casa, acompañadas por algunas hermanas de la Comunidad. La buena organización ha hecho posible llegar a tanto. Lo que más nos ha llamado la atención era la oración diaria, por la mañana y por la noche, y la meditación de la tarde... porque la persona que cree en el Señor y le sigue es el que más ha de estar comprometido con el mundo y la vida, que no puede pasar de largo de la realidad de los otros, que hace una tarea.
Lo cierto es que en este pequeño pueblo de Castilla ha soplado un vientecillo fresco, con aroma a hierba tierna, a barro húmedo, gracias a este grupo de adolescentes pletóricas de gracia y de vida.
(Pincha la imagen que quieras ampliar...)
"Que el Señor os bendiga"...
2 comentarios:
Q interesante!
Gracias por recibirnos en vuestra casa, compartir con nosotras vuestro "Espíritu", por la acogida fraterna e incondicional. Habéis sido transparencia de Dios para nosotras y los jóvenes.
Nuestro cariño y oraciones
Alicia
Publicar un comentario