Hna. María Isabel:
La aventura comenzó con su llamada. Y decir, aquí estoy, Señor fue la primera tímida respuesta a ella en medio de los avatares de mi vida en mi querida tierra peruana. Desde aquel gesto han pasado nueve años en los que he peregrinado queriendo - y no dejando alguna vez - redactar las páginas de la nueva historia que el Señor empezaba a hacer conmigo dentro de mi Comunidad de hermanas agustinas en España, a la que hoy tengo tanto que agradecer. Junto a cada hermana, en lo cotidiano del Monasterio en Becerril de Campos, he vivido lo que dice este pequeño fragmento de un poema:
"Y esperar que nos llegue su Palabra a nuestro corazón y a nuestros labios y se pose en nuestros manos como el más grande regalo que podamos ofrecer..."
Y así, paso a paso, en comunión al ritmo de Dios he celebrado el día de mi Profesión Solemne, escuchando el sueño de Dios para mí y diciendo ya con profunda confianza y humildad mi sí para siempre al Don de su presencia; el sí a vivir cada día con una sola alma y un solo corazón hacia Dios.
Gracias a todas las personas que nos acompañaron el día 15 de septiembre, a nuestras queridas familias y amistades que se unieron desde Perú en este día tan especial.
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Hna. Yohnely de Jesucristo Castillo Alvarado:
Hna. Yohnely de Jesucristo Castillo Alvarado:
Mi experiencia
se resume en dos palabras que están resonando en mi interior con inmensa gratitud al Señor que nos dice
cada día: “Yo soy el Camino, la Verdad y
la Vida”, “Permaneced en mi AMOR”.
La primera palabra es “Todo esta cumplido” (es la frase
que acompaña al Cristo que preside nuestra capilla del Monasterio de la
Conversión en Sotillo de la Adrada al lado
derecho.) ya que es así es como se
siente mi corazón, después de cinco días
desde mi “Profesión Solemne”. Sabiendo que el Señor ha hecho
conmigo una historia de Amor, ha
cumplido su promesa de sacarme de mi tierra, a la tierra que él me mostraría y
donde mi corazón descansa ahora en esta nueva etapa de mi vida. Así es Dios Amor,
así cuida a cada una de sus criaturas.
La segunda palabra está en el lado
izquierdo del Cristo “Yo Soy la Vida”. Yo, Yohnely, soy testigo de su amor en estos 33
años de vida, soy testigo de que Jesucristo ha venido para darme vida y vida
abundante. Sé que he recibido un regalo
que no es solo para mí, es un regalo que lo he recibido gratis y tendré que aprender
a dar gratis; empezando por mi vida que
ya no es mía sino que está al servicio de la Iglesia: mi comunidad, cada
hermana, nuestros laicos, mi familia, y
todo lo demás que el Señor me ponga en el camino de mi vida, como lo decía claramente “la carta de profesión”, que he firmado delante de todos (todos fueron
testigos de la grandeza de su Amor y de mi pequeñez).
El día de mi profesión lo viví como un día único y precioso en el cual el Señor renovó su
alianza de Amor conmigo, por eso, quiero llamarme a partir de ahora: Yohnely
de Jesucristo como signo de pertenencia al que me dio la vida y al cual
se la quiero devolver cada día de mi vida. Con mi vida quiero dar gracias a
Dios por todos estos años de AMOR
FIEL.
Con toda la humildad que puedo, le pido al Señor que me ayude a “Permanecer
en su amor” y que me dé la fuerza y la alegría para seguirle siendo fiel
cada día.
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Hna. Patricia Bendecida por la Cruz:
Me puse a seguirle…
Cuando algo te fascina y te sientes atraída, te lanzas a la aventura de vincularte a ello, ¿no es así en nuestra realidad más cotidiana?
Algo así me pasó allá por 1998 cuando Jesús se dio la vuelta y como a Juan y a Andrés me preguntó: ¿qué buscas?, ¿dónde vives, Señor?, ¿dónde puedo encontrarte?, le dije.
Merece la pena entregar la vida al único que puede sostenerla con su amor. Siento que me es debido donar lo que he recibido, dar al hombre de hoy, que vagabundea buscando un ápice de felicidad para agarrarse fuertemente, el gran tesoro que es Jesús Resucitado.
Vivimos en la comunión y para la comunión, para poder decir al hombre que su corazón está orientado, que su vida tiene un peso que le trae y le lleva, y que este peso es el amor que, en su plenitud, tiene nombre: Jesucristo.
Gracias a que un día alguien me lo dijo, gracias a que me aseguraron que lo que mi corazón anhelaba tenía respuesta, gracias al testimonio de los que se habían encontrado con Él, pude yo reconocerle.
A repetir esta historia estoy llamada. Soy eslabón de esta cadena inmensa de fascinados por Él y en consecuencia por lo que Él más ama: el ser humano en su debilidad y grandeza.
Ya no me entiendo sin Jesucristo, sin la Iglesia y sin mi comunidad.
Gracias Señor por haberme visitado en tu Iglesia amada.
Hna. Laura:
Doy gracias a Dios por haber conducido mi vida “desde el principio”, esto es algo que he descubierto en el Camino…Doy gracias por mis padres que con su cuidado y su entrega han sido signos de su Amor, y a todas las personas que como ellos han sido cause de Su Gracia; menciono de un modo especial a mi Comunidad, a cada hermana, de quienes he recibido realmente un testimonio de vida.
…Mirando a Jesús un día me descubrí mirada, reconocida y llamada por Él. Salió a mi encuentro respondiendo a mis inquietudes más profundas llenándolas de luz con su presencia, visitando mi casa, mi pequeña vida. Sus palabras se quedaron grabadas en lo más hondo de mi corazón: “Yo soy el CAMINO, yo soy la VERDAD, yo soy la VIDA” , por puro don pude reconocerle como mi SEÑOR. Él es el que ha hecho posible la ALIANZA del 15 de septiembre y el que la sostiene. Una Alianza que es el sello de lo vivido en este tiempo y de la entrega que le quiero hacer en adelante, contando con Su Gracia…
Gracias a los que nos habéis acompañado en este día tan importante para nosotras, y a los que en la distancia os hemos sentido cerca con vuestra oración.
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