Eran un grupo numeroso de chicos y chicas con un gran corazón abierto, que llenaron la casa de sus risas, esperanza y alegría en el reconocimiento de que Jesús es el Agua viva que calma nuestra sed y nos da un sentido para caminar, crecer y luchar.
Desde aquí, a las puertas de la gran solemnidad de Pentecostés, momento en el que recibirán el don del Espíritu, acompañamos sus vidas, se las confiamos a Jesús, con un solo corazón.
Llegada del grupo al Monasterio.
Como siempre, la Comunidad comienza las vísperas del sábado con la proclamación del evangelio del domingo y llevando en procesión la Palabra hasta la capilla
Procesión
Entrada a la capilla
Encuentro en la tarde-noche
Domingo por la mañana, misa al exterior... todos colaboran.
Junto a la cruz, en círculo, se forma la asamblea
Con nosotros también estaba un grupo de Valladolid viviendo unos ejercicios de fin de semana
Al finalizar la eucaristía, la misionera Idente que les acompañaba da gracias
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